Misión, Visión, Valores - BICE - ONG de protection des droits de l'enfant
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Misión

Promover y defender al niño, a la niña y al adolescente como actor en su vida y en la sociedad. Para ello, trabajar juntos para respetar su dignidad, sus derechos y su vida espiritual acompañándolos en un camino de resiliencia.

La investigación, la formación, la promoción para incidir en las políticas públicas y los proyectos sobre el terreno para niños, niñas y adolescentes en situaciones de vulnerabilidad contribuyen a esta misión.

Visión

El BICE contribuye a la construcción de un mundo justo y solidario que garantice el crecimiento de cada niño y de cada niña.

Valores

Respeto :

  • de la vida humana y la dignidad de cada niño, niña y adolescente, creados a imagen de Dios;
  • las enseñanzas del Evangelio ;
  • la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión;
  • de la diversidad cultural.

Principios de actuación

El principio de no discriminación

Según este principio, todos los derechos reconocidos en la CDN deben ser respetados y garantizados para cada niño, niña y adolescente. El término “discriminación” se refiere a toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en la raza, el color, el sexo, el idioma, la religión, las opiniones políticas o de otra índole, el origen nacional o social, la posición económica, el nacimiento o cualquier otra condición social, que tenga por objeto anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio por todas las personas, en condiciones de igualdad, de todos los derechos humanos y libertades fundamentales (véase el artículo 2 de la CDN).

El interés superior del niño

El interés superior del niño pretende garantizar tanto la realización plena y efectiva de todos los derechos reconocidos en la CDN como el desarrollo general del niño. La plena aplicación de este concepto requiere el desarrollo de un enfoque basado en los derechos humanos, con la participación de todos los actores, a fin de garantizar la integridad física, psicológica, moral y espiritual del niño, niña y adolescente en su totalidad,  promoviendo su dignidad humana. El interés superior del niño es, por tanto, un concepto triple, ya que es: a) un derecho sustantivo, b) un principio jurídico interpretativo fundamental, c) una norma de procedimiento (véase el artículo 3 de la CDN y la Observación General nº 14 del Comité de los Derechos del Niño).

La participación del niño

Este principio trata del estatus jurídico y social de los niños, niñas y adolescentes que, por un lado, no tienen la plena autonomía de los adultos, pero, por otro, son sujetos de derechos. Así, todo niño, niña y adolescente que esté en condiciones de formarse una opinión propia tiene derecho a expresarla libremente en todos los asuntos que le afecten, teniéndose debidamente en cuenta sus opiniones en función de su edad y madurez. En particular, el niño, niña o adolescente debe tener derecho a ser escuchado en cualquier procedimiento judicial o administrativo que le afecte. El término “participación” ha evolucionado y ahora se utiliza ampliamente para describir procesos continuos, que incluyen el intercambio de información y el diálogo entre niños, niñas, adolescentes y adultos, basados en el respeto mutuo, y a través de los cuales los niños, niñas y adolescentes pueden aprender cómo se tienen en cuenta sus opiniones y las de los adultos e influir en el resultado de estos procesos (véase el artículo 12 de la CDN y la Observación General nº 12 del Comité de los Derechos del Niño).

La familia como lugar privilegiado de apoyo al niño, niña y adolescente

El preámbulo de la CDN define a la familia como “el grupo fundamental de la sociedad y el entorno natural para el crecimiento y el bienestar de todos sus miembros, especialmente de los niños”. Como tal, debe recibir la protección y la asistencia que necesita para poder desempeñar plenamente su papel en la comunidad. Por lo tanto, los Estados partes de la CDN se comprometen a respetar las responsabilidades, los derechos y los deberes de los padres u otras personas encargadas legalmente del niño, niña o adolescente de impartirle, en consonancia con la evolución de sus facultades, dirección y orientación apropiadas para que ejerza los derechos reconocidos en la CDN (véanse el Preámbulo y el artículo 5 de la CDN).

Creación de redes y colaboración con otras redes

El BICE constituye una red mundial de organizaciones comprometidas con la dignidad y los derechos del niño y una plataforma de investigación y acción concertada (véase el artículo 4.2 de los Estatutos del BICE). Asimismo, las organizaciones comprometidas con la infancia constituyen una red mundial. Están llamados a formar parte del BICE, así como todas las organizaciones, católicas o no, que se reconocen en sus objetivos (Extracto de la Carta del BICE, junio de 2007). El BICE y sus miembros forman parte, a su vez, de diferentes redes a nivel local, nacional, regional e internacional con el fin de maximizar y multiplicar el impacto de sus iniciativas de promoción y defensa de la dignidad y los derechos del niño.

El principio de subsidiariedad

El enfoque del BICE está marcado por el principio evangélico de subsidiariedad que se encuentra en la encíclica Rerum Novarum (1891), la primera formalización de la doctrina social de la Iglesia Católica. Se trata de reconocer la capacidad creativa de cada persona o comunidad local. Así, el principio de subsidiariedad recomienda que las decisiones se tomen lo más cerca posible de los interesados.

Acción a largo plazo

Los proyectos que el BICE implementa con sus miembros y socios se despliegan a largo plazo para garantizar acciones sostenibles para el crecimiento integral del niño, niña y adolescente.

Transparencia y probidad

La financiación del BICE es proporcionada con la mayor transparencia por donantes privados, que garantizan su independencia, y por donantes públicos y privados. Desde abril del 2008, el BICE es miembro del Comité de la Charte du don en confiance, organismo de aprobación y control de las asociaciones y fundaciones que apelan a la generosidad del público en Francia. El BICE se compromete así voluntariamente a respetar una Carta de Ética y se somete a un control continuo. Las cuentas del BICE son auditadas anualmente por una empresa internacional independiente. Además, cuando el BICE obtiene financiamiento para las acciones implementadas por sus miembros y socios locales, se asegura de que se utilicen con prudencia y de acuerdo con todas las reglas de la deontología.

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