Se habla mucho de talleres creativos para fomentar la resiliencia en niños y jóvenes, pero no se habla mucho de deporte, ¿cómo se explica esto?
Verónica Hurtubia: Efectivamente, se utilizan a menudo herramientas como el dibujo, el teatro, la fotografía, la música, etc. Pero el deporte, que es un excelente aliado porque funciona en todos los contextos y con diferentes edades, está olvidado. ¿Por qué? Seguramente porque nos centramos en el lado competitivo del deporte, en la carrera por ganar… Olvidamos que el deporte es un excelente desencadenante de procesos de resiliencia, por su carácter socioeducativo. El deporte permite a los educadores activar innumerables recursos de forma rápida y eficaz, sin necesidad de utilizar palabras.
Es decir, ¿qué tipo de recursos?
V.H.: Recomendado especialmente durante la pubertad y la adolescencia, las actividades deportivas ayudan a la gestión emocional, al autoconocimiento y al desarrollo de habilidades sociales. Según Philip Jefferies, el deporte y los juegos estructurados son importantes factores de resiliencia porque :
– Utilizan códigos universales – así como lenguajes de expresión creativa – que trascienden las fronteras generacionales, geográficas y lingüísticas.
– Homogeneizan las diferencias. El deporte une a las personas, incluso a las aparentemente antagónicas. Un ejemplo de Colombia es el proyecto “A Todo Ritmo”, que reúne a seguidores de equipos de fútbol de Medellín y a la orquesta sinfónica de la Universidad de Antioquia. Un excelente ejemplo de resiliencia, deporte y música.
– Mejoran el conocimiento de sí mismo, al dar al niño o al joven la oportunidad de compararse y ponerse a prueba dentro de un grupo. Esto puede ayudarles a reconocer sus capacidades y puntos fuertes.
– Crean un sentido de pertenencia, incluso en el deporte más individual, y proporcionan las condiciones perfectas para generar vínculos significativos y positivos.
La profesora Cristina Castelli, de la Unidad de Investigación sobre Resiliencia de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán, ha trabajado en el tema…
V.H.: Efectivamente. Inspirándose en el modelo de Jacques Lecomte, diseñó el modelo de las 3R (reglas, relaciones y razones) para explicar cómo funciona el deporte para promover la resiliencia. Este modelo está aún en fase experimental. Identifica tres campos, intrínsecamente deportivos, que son interdependientes y promueven la resiliencia:
R de Relaciones
El deporte crea las condiciones para establecer vínculos positivos a diferentes niveles: el entrenador con su equipo; los miembros del equipo entre sí; los equipos entre sí; y con el público. Un buen ejemplo es el “tercer tiempo” que se está empezando a aplicar en varios deportes. Consiste en un tiempo de recreo entre equipos. El centro deportivo italiano de Lombardía promueve esta iniciativa entre los equipos de sus diferentes deportes. En el caso de los niños y adolescentes, la “tercera vez” también está abierta a las familias.
R de las Reglas
El deporte ayuda a entender las reglas, sin necesidad de imponerlas como un límite o un reto a romper. Esta visión de las normas es útil en la adolescencia, cuando se cuestiona constantemente la autoridad. Un ejemplo es el equipo de fútbol Don Bosco en el centro de detención de menores de Arequipa, en Perú, un proyecto dirigido por la asociación OPA – Niños libres y el BICE. En este caso, las reglas principales son la puntualidad y el buen comportamiento. El equipo se entrena tres veces por semana, de 5:30 a 7:30, y todos los jóvenes se levantan al amanecer para llegar a tiempo al entrenamiento. También siguen el código de buena conducta para poder jugar partidos de campeonato fuera de la estructura y respetar el juego limpio en el campo… ¡Ningún deporte se juega sin reglas!
R de Razones
Este ámbito se refiere a lo que motiva a cada niño o adolescente a seguir practicando deporte, ya sea por diversión o por competición. A través del deporte, los niños aprenden a gestionar sus emociones y el estrés, así como a aumentar su autoeficacia, perseverancia y flexibilidad, que son recursos importantes para la resiliencia. Además, es imposible ganar sin perder primero una competición o un partido. De este modo, los errores dejan de ser algo negativo y se convierten en una oportunidad de aprendizaje. Los niños y jóvenes aprenden de sus errores. Por ejemplo, la asociación Fútbol Más, además de la tarjeta roja y amarilla, utiliza la tarjeta verde para premiar el buen comportamiento en el campo. De este modo, se fomenta el juego limpio y no se desanima a los niños si no ganan una competición o marcan un gol.
Entonces, ¿recomienda especialmente el deporte como herramienta de resiliencia?
V.H.: Durante los cursos de formación de tutores de resiliencia, a menudo me preguntan cómo promover la resiliencia y qué tipo de actividades son las más adecuadas para ello. De hecho, no hay ninguna actividad o taller que sea mejor que otro. Todo depende de tres factores:
– El contexto social y cultural de los beneficiarios del taller.
– La edad de los beneficiarios. No es lo mismo trabajar con adolescentes que con niños de 6 años. Por ejemplo, con los adolescentes, herramientas como el collage, la música y el teatro funcionan mejor que el dibujo.
– Las afinidades de cada educador o tallerista. Algunos prefieren herramientas como el dibujo o el collage, mientras que otros optan por el teatro o el deporte. Lo importante es no realizar una actividad en la que uno pueda sentirse incómodo o inexperto.
¿Una última palabra sobre el deporte?
V.H.: El deporte, como la vida, no tiene certezas; cuando jugamos un partido no sabemos si vamos a ganar o no. Pueden producirse movimientos imprevisibles y acontecimientos de última hora. Tenemos que estar preparados para ellos; afrontarlos con flexibilidad y confianza en nosotros mismos, en nuestro equipo y en nuestro entrenador. Por ello, el deporte es un excelente aliado del educador para promover la resiliencia. El entrenador puede ser un tutor de resiliencia. Por lo tanto, los educadores, psicólogos y otros profesionales de la primera infancia deben trabajar con ellos para seguir desarrollando la resiliencia.