Escuelas sin Muros: primeros resultados satisfactorios a pesar de la crisis del Covid - BICE - ONG de protection des droits de l'enfant
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Ecoles sans murs - Paraguay
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Escuelas sin Muros: primeros resultados satisfactorios a pesar de la crisis del Covid

Lanzado en julio de 2020, el programa Escuelas sin Muros tuvo que adaptarse a la pandemia del Covid-19 y a la crisis económica y social que provocó. A pesar de las dificultades ligadas en particular al cierre de escuelas, los socios del BICE han sabido encontrar soluciones. Evaluación de los primeros 15 meses.

Soporte

El compromiso del BICE y sus socios en Camboya, Guatemala, Paraguay y la República Democrática del Congo (RDC) era que, al final del programa en 2023, más de 8.000 niños y adultos se habrían beneficiado directamente de las actividades de sensibilización, formación, promoción, protección, apoyo nutricional y psicosocial. Casi 46.000 indirectamente.

Poco más de un año después del lanzamiento del programa, los resultados son positivos: 2.660 niños y adolescentes se han beneficiado. Y esto a pesar del covid-19. A esto se suma la inseguridad en la RDC por la presencia de grupos armados y la erupción del volcán Nyiragongo en mayo de 2021. “En todo el mundo, el cierre de escuelas ha tenido un impacto dramático en el acceso al derecho a la educación. Las diversas formas de aprendizaje a distancia no han permitido, por lo general, una verdadera continuidad educativa por diversas razones: la falta de preparación de las escuelas y de los profesores, las desigualdades en el acceso a una computadora y a Internet o el aislamiento de los niños del aprendizaje“, subraya Alessandra Aula, Secretaria General del BICE. La peor consecuencia es que los niños abandonan la escuela. El cierre de las escuelas también ha puesto en peligro los avances logrados en materia de igualdad de género, exponiendo a muchas niñas a un mayor riesgo de violencia de género y explotación sexual, empezando por sus propios hogares.

Promover el acceso a la educación: los primeros resultados

En este difícil contexto, nuestros socios locales han conseguido, sin embargo, garantizar el acceso a un aprendizaje de calidad para los niños a los que apoyan. Esto se debe a su fuerte movilización, a su inventiva, así como a su perfecto conocimiento del terreno y de las poblaciones vulnerables con las que trabajan. Para ello, crearon pequeños grupos de trabajo y visitas periódicas a domicilio, lo que permitió que los niños no perdieran el contacto con sus escuelas, ya fueran públicas o no formales. Además, todos los socios proporcionaron apoyo humanitario y psicológico a los hogares, lo que resultó ser crucial. La mayoría de las familias se encontraron así con las condiciones necesarias para seguir apoyando la educación de sus hijos. 

Guatemala

En Guatemala, en la zona marginada de Chinautla, todos los alumnos que recibieron clases particulares de nuestro socio, la Fundación Pedro Poveda, permanecieron en el sistema escolar formal. En cuanto a los niños que habían abandonado la escuela y seguían un programa educativo individualizado dentro de la fundación, el 85% de ellos se incorporaron a un colegio público al final del curso.

Además, la biblioteca, la ludoteca y la sala de ordenadores de nuestro socio -adaptadas a las restricciones de la pandemia – fueron utilizadas por 688 niños y 73 jóvenes. “El préstamo de libros durante este periodo fue esencial para nosotros. Facilitó la participación de las familias en el aprendizaje de sus hijos. También orientamos a los jóvenes hacia libros específicos sobre la igualdad de género, el respeto a la diversidad étnica, el buen trato, etc., para estimular un comportamiento positivo en las familias”, dice nuestro socio.

Paraguay

En Paraguay, el trabajo de Callescuela con los padres y los niños ha conseguido que 68 niños no abandonen la escuela. “Con el aumento de la pobreza relacionado con la crisis sanitaria y económica, muchos padres, que son trabajadores informales, se vieron tentados a llevarse a sus hijos para ganar un poco más. Así, además del apoyo escolar (a distancia, en pequeños grupos o individualmente), hemos concienciado a las madres y a los padres de la importancia de educar a sus hijos, especialmente a sus hijas“, explica nuestro socio. Estos esfuerzos también han permitido que dos hijas-madres, una de ellas joven y la otra futura madre, sigan estudiando.

Camboya

En Camboya, nuestro socio Opérations Enfants du Cambodge (OEC) ha trabajado, entre otras cosas, para que 225 niños de aldeas remotas de la región de Preah Sihanouk, en el sur del país, que antes no estaban escolarizados, puedan empezar su primer curso. Con el apoyo administrativo y la concienciación sobre el derecho a la educación, las familias aceptaron que sus hijos asistieran a la escuela pública o a una de las seis escuelas no formales gestionadas por la OEC.

República Democrática del Congo

En la RDC, los 157 adolescentes supervisados en Bukavu por Peder y en Goma por Ghovodi recibieron apoyo psicosocial para que pudieran emprender un camino de aprendizaje completo. Los miembros de las organizaciones asociadas, formados como tutores de resiliencia, también realizaron varios talleres de resiliencia con ellos. Esto facilitó su rehabilitación y reintegración en sus familias.

Los 80 adolescentes seguidos por Peder participaron en cursos de actualización. Tras un año de éxito, en septiembre comenzaron su formación profesional. En Goma, de las 77 niñas beneficiadas, 52 de entre 14 y 17 años, optaron por asistir a la escuela tras un año de repaso: 29 en un centro público de recuperación y 23 en escuelas formales. Los otros 25 prefirieron concentrarse en su actividad generadora de ingresos (AGI).

Además de los cursos de actualización, todas las chicas recibieron formación sobre la creación y la gestión de AGIs y luego se dividieron en ocho grupos para iniciar sus actividades. “Aunque todos obtienen un beneficio semanal de sus AGIs, la erupción volcánica ha frenado el desarrollo de sus actividades. En consecuencia, algunos de ellos aún no pueden obtener ingresos suficientes para financiar completamente su educación posterior“, dice Ghovodi.

Otros componentes del programa

Aunque la formación del profesorado en métodos educativos más respetuosos con los niños tuvo que retrasarse debido al prolongado cierre de las escuelas, los niños y sus padres se beneficiaron de las actividades de concienciación sobre los derechos de los niños. En Camboya, por ejemplo, se crearon seis asociaciones de padres. Es una oportunidad para que las familias se informen, discutan estos temas y participen en la vida de la escuela (obras de reparación, acondicionamiento de un aula, etc.). Por su parte, los alumnos participan en los clubes “Derechos de los niños” en los que se valora mucho su voz.

Otro ejemplo. En la RDC, Ghovodi trabajó con chicas adolescentes y luego con sus padres (padres y madres) sobre la igualdad entre chicas y chicos durante los talleres sobre masculinidad positiva. Estos talleres fueron creados por nuestro socio y, por tanto, responden al contexto local. En los cuatro países de intervención, las actividades realizadas en pequeños grupos han dado sus frutos. En las familias, los socios observaron los primeros signos de un cambio de perspectiva sobre la paternidad, la educación y los derechos de los niños.

Por último, en lo que respecta a la defensa de la educación de calidad para todos, tanto a nivel nacional como internacional, algunas de las acciones previstas se pospusieron a la segunda parte del programa. Esto se debió de nuevo a la pandemia y a las restricciones de viaje. Sin embargo, cada socio pudo avanzar en esta acción; en particular, en la realización de un diagnóstico sobre la aplicación del derecho a la educación en sus regiones.

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