
Imágenes de resiliencia y no resiliencia
Hoy en día, la palabra "resiliencia" tiene una fuerte resonancia; se utiliza a menudo en asociación con diversos campos. Hablamos, por ejemplo, de economías resilientes, resiliencia urbana y personas resilientes. Si buscamos "resiliencia" en la web, obtendremos más de 9 millones de visitas. Desde el punto de vista psicológico, social y educativo, sabemos que es importante y necesario promover la resiliencia. ¿Pero, estamos utilizando el concepto correctamente?
Como señala Stefan Vanistendael, la rápida difusión del concepto de resiliencia no siempre ha sido coherente con su esencia compleja y profundamente humana. La simplificación excesiva conduce a una mala interpretación del término. Y por lo tanto, a un uso incorrecto. Por eso, para presentar la resiliencia de forma adecuada, ofrecemos una serie de imágenes a continuación. Las primeras imágenes ilustran las percepciones erróneas más comunes del concepto. Las segundas imágenes lo definen con precisión.
La tergiversación de la resiliencia
Una hazaña o un milagro
La resiliencia no es una acción heroica, ni una hazaña imposible, ni un milagro y mucho menos que se genera en soledad. Se desarrolla día a día a través de los pequeños gestos y acciones cotidianas del individuo y su comunidad. Una persona que ha sido resiliente en un momento difícil de su vida, verá más tarde esta situación bajo una luz diferente, dándole un sentido de aprendizaje y crecimiento.
Sólo para superhéroes
La resiliencia es una capacidad y todos podemos desarrollarla. Esto no significa que su desarrollo dependa únicamente de la fuerza de voluntad o de la actitud optimista de la persona. La resiliencia no cree en los superhéroes ni en las personas que no necesitan a los demás. Para que el proceso de resiliencia se desarrolle, necesitamos la intervención de, al menos, una persona a nuestro alrededor que crea en nosotros y que tenga el deseo desinteresado de ayudarnos. Este es el origen del término “tutores o facilitadores de resiliencia”: personas que, consciente o inconscientemente, ayudan a otros a ser resilientes.
Una cuestión de fuerza y resistencia
A menudo asociamos la resiliencia con los conceptos de fuerza o resistencia, con expresiones como “resistir antes que nada” o “debemos sobrevivir a este momento difícil”. Esta visión es antagónica a la resiliencia, ya que convierte a la persona en objeto de su destino, dejándola en una situación de pasividad ante los acontecimientos que vive, donde no puede hacer otra cosa que resistir. Por el contrario, la resiliencia invita a poner en marcha todos los recursos de la persona y de su entorno, a favor de un cambio que permita dar sentido al dolor que no se trata de negar.
Un objetivo de gloria
Otra interpretación errónea de la resiliencia es que las personas resilientes son las que tienen éxito o son famosas, lo que, por ejemplo, puede significar éxito financiero.
Según Friedrich Lösel, las personas resilientes son aquellas que están en armonía con lo que son, se sienten útiles en su comunidad y son reconocidas socialmente. Desde este punto de vista, asociar la resiliencia con el éxito es reductor y no lo explica del todo.
Una fórmula mágica
Los procesos de resiliencia pueden verse reforzados o limitados por factores culturales y contextuales. Concebir la resiliencia como un esquema preconfigurado o una fórmula mágica (que funcionará con todo el mundo) está, por tanto, lejos de la esencia del concepto. Además, la resiliencia no consiste en eliminar los problemas, la vulnerabilidad o los riesgos. Se centra en reforzar los recursos que ya existen en la persona y en el entorno (factores de protección) para revertir las situaciones difíciles. Como cada persona es diferente, los procesos de resiliencia se adaptan a cada persona.
Pero si nada de esto es resiliencia, ¿qué es la resiliencia?
La resiliencia en imágenes
Aprender
La resiliencia implica un aprendizaje por parte de la persona y del entorno. En un proceso de resiliencia, el individuo se (re)activa, desarrolla su capacidad de crecimiento y descubre nuevas habilidades o talentos que no sabía que tenía. Por ejemplo: creatividad, flexibilidad, habilidades sociales, altruismo o solidaridad, etc.
Crecer y cambiar
La imagen de la mariposa y su desarrollo nos recuerda que la vida es dinámica. No se detiene y nunca vuelve al punto de partida. Por lo tanto, la resiliencia no consiste en empezar de cero o volver al punto de vida anterior a la situación difícil, ya que esto es imposible.
Los procesos de resiliencia conducen a la persona y a su entorno hacia cambios positivos, con nuevos objetivos que quizás nunca se habían planteado.
Aumentar el valor de las heridas
La fotografía representa el arte japonés del kintsugi, que consiste en reparar piezas de cerámica rotas cubriendo las grietas con oro. No se ocultan, sino que hacen que cada pieza sea única y preciosa.
La resiliencia no trata de negar el dolor, sino que busca su significado. Da valor a esta difícil experiencia permitiendo que surjan elementos positivos.
Cambiar de perspectiva
La fotografía muestra a un soldado y dos niños. Normalmente, la imagen del soldado se asocia con la guerra y la destrucción. En este caso, los niños fueron más allá de este prejuicio y le hicieron un regalo al soldado.
La resiliencia nos invita a ir más allá de nuestros prejuicios, de nuestra visión negativa de las cosas. Significa mirar las cosas con realismo, pero con esperanza.