¿Cuál es el objetivo de este libro?
Diego Muñoz: Esta publicación ofrece una visión general de lo que se puede hacer para prevenir la violencia contra los niños. Cuatro de nuestros socios en América Latina – BECA en Paraguay, JPC en Uruguay, Vicaría de Pastoral Social Caritas en Chile y CESIP en Perú – describen las acciones que han desarrollado en torno al método Grano de arena. Explican cómo se han apropiado de esta herramienta y cómo la han adaptado a su realidad.
¿Qué es el método Grano de arena?
D.M.: Este método, que el BICE les proporcionó, fue desarrollado por la asociación francesa Accompagnement, Lieux d’Accueil, Carrefour Éducatif et Social (ALC). Su objetivo es capacitar a los niños y adolescentes para identificar situaciones de violencia. Esto no siempre es fácil porque algunos actos de violencia se trivializan totalmente. Durante los talleres, los educadores también les dan las claves para reaccionar, ya sea mediante el desarrollo de capacidades internas o acudiendo a una persona de confianza.
¿Y cómo funcionan estos talleres?
D.M.: Se basan en la proyección de cortometrajes de vídeo en los que los jóvenes se encuentran en situaciones violentas (intimidación, humillación, chantaje, abuso, etc.) y donde su integridad y su capacidad de decir “no” están en peligro. A continuación, los niños y adolescentes se expresan sobre lo que han visto y tratan de encontrar juntos soluciones alternativas para llegar a un resultado positivo.
La aplicación de este método parece muy precisa. ¿Cómo han podido sus socios locales adaptarlo a su realidad?
D.M.: En primer lugar, en la realización de los guiones. Tras recibir la formación, cada socio creó sus propios cortometrajes para que las situaciones de violencia mostradas se adaptaran a lo que ocurría en sus países. Entre los temas tratados están el control excesivo y la violencia en las parejas jóvenes, el grooming* (Chile y Uruguay), el acoso y la violencia intrafamiliar. Y los ángulos elegidos para tratar estos temas varían.
¿El Covid-19 también ha obligado a las asociaciones a adaptarse?
D.M.: Sí, nuestros socios han tenido que ser muy creativos para mantenerse en contacto con las comunidades; para seguir realizando actividades de prevención. El arraigo de la violencia en la sociedad es un problema real en América Latina. Está omnipresente, normalizado. Es un hábito en la educación de los niños, en las relaciones sociales… Concienciar sobre el buen trato es, por tanto, esencial para cambiar las mentalidades. Y esto ha sido aún más cierto durante el encierro, cuando los actos de violencia contra los niños han aumentado, como lo ha sido en todo el mundo.
¿Cómo lo hicieron?
D.M.: La adaptación de los socios ha sido notable. BECA en Paraguay se apoyó en las redes comunitarias. Y, en particular, sobre ciertas mujeres que fueron especialmente escuchadas. Durante el reparto de comidas para las familias más necesitadas, estas mujeres hablaron de buen trato. Se repartieron folletos. Y se celebraron talleres en las propias comunidades.
En Perú, nuestro socio decidió trabajar con los profesores a pesar del cierre de las escuelas. Los formaron para ser tutores de referencia. Durante el cierre, estos profesores se mantuvieron en contacto con los niños por teléfono, sobre todo a través de WhatsApp cuando era posible, y durante las reuniones para dar los deberes, por ejemplo. Nuestro socio también creó un cómic sobre la violencia.
Tanto en Uruguay como en Chile, dos países económicamente más desarrollados, los socios se centraron en acciones en línea por y para los jóvenes. En relación con el método y la difusión de Grano de arena se crearon vídeos, canciones y emisiones. Y los jóvenes fueron los primeros embajadores del buen trato.
¿Tiene alguna opinión sobre este método?
D.M.: Sí, sabemos que estas acciones de sensibilización tienen efectos positivos y que ayudan a cambiar las mentalidades. Los comentarios de las acciones en terreno son muy buenos. También puedo darte algunas cifras. Entre 2015 y 2021: 65.400 niños y adolescentes se beneficiaron de la actividad, así como 800 adultos; se realizaron 223 talleres y 116 cursos de formación; y 342 jóvenes se convirtieron en embajadores del buen trato.
* El grooming es cuando un adulto malintencionado utiliza las redes sociales, las salas de chat y los sitios de videojuegos para contactar y abusar de los niños, haciéndose pasar por ellos.